Sobre ¿Qué significa pensar?
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En ¿qué significa pensar? Heidegger explica de forma explícita cuál es la forma en la que el ser humano se desarrolla como un ser pensante y más aún cuál es la importancia de esto.
En primera instancia él
concreta que el ser humano es un ser racional y que la ratio se desarrolla en su pensamiento. Pero el ser humano
desarrolla su pensamiento gracias a que apetece tenerlo, no sólo por la
posibilidad de hacerlo, sino porque tiene el hambre de hacerlo. Y para esto es
necesario que haya algo que nos dé de qué pensar. Todo lo que pone pensativo da
que pensar. Se piensa, por tanto, lo más merecedor de pensarse y nada más. Lo
más merecedor no es lo más interesante ya que lo más interesante puede volverse
aburrido y dejar de ser lo más interesante, pero lo más merecedor nunca deja de
serlo.
Lo que más merece pensarse,
dice Heidegger, es el hecho de que no pensamos. Lo que falta pensar es la
esencia de las cosas. La memoria es la congregación del pensamiento, de la
esencia de las cosas. La memoria, por tanto, es la fuente de donde mana el
pensamiento. Pero la memoria no debe ser protegida sino transgredida. En el
momento en el que se transgrede, se piensa, y así el pensamiento desprende la
base de la esencia anterior. Por eso lo más difícil es enseñar a pensar. El
maestro debe, no saber más, si no enseñar a saber más.
El pensamiento y la memoria
de la que mana debe destruirse, no desertizarse. El desierto no sólo acaba con
lo que está, también evita que se construya algo nuevo, imposibilita el
crecimiento futuro. No se debe dejar que el desierto crezca porque destuiría
por completo la Mnemosine.
Dentro de nosotros tenemos
representaciones de objetos. El mundo es, por lo tanto, mi propia representación.
Los objetos se nos presentan y nosotros las representamos al pensarlas. Pero
aquí surge la pregunta ¿Aquello que se me presenta está en la naturaleza o en
mi pensar representado? ¿Algo yace en la Tierra o la Tierra yace en nuestra
cabeza? Y la respuesta surgirá al momento de entender la esencia del
representar.
La capacidad de representar
es lo que al humano lo ha separado del animal. A través de la razón, dice
Heidegger, el hombre se eleva sobre el animal. El humano es por tanto un animal
racional que se compone de una parte sensible (animal) y una suprasensible
(razón). Pero el animal racional no está fijado aún en el mundo porque ninguna
de estas dos cosas están representadas suficientemente en la esencia del
humano. Existe una transición que permite al ser humano desarrollarse fuera del
mundo físico pero que requiere un encuentro con su esencia para elevarse hasta
el llamado superhombre. Y este encuentro se puede dar ya que el animal racional
puede percibir la razón, se puede representar a sí mismo.
La única forma de lograr esta
transición es si se recorre el camino, si se piensa lo impensado. Cuanto más
originario es un pensamiento más rico será lo impensado en él. Este es el don
supremo que un pensamiento puede conceder. Pero ¿a dónde nos lleva esta transición?
Hacia la racionalidad. Hacia la representación del ente en su ser. Hacia la
relación que existe entre el ente y el ser. En la modernidad el ser del ente
aparece como la voluntad en su forma metafísica. De esta forma, el animal
racional está determinado por su ser, por su esencia, por su voluntad. La
representación del ente en sí es metafísica. La voluntad nunca encuentra,
pospone todo lo que pasa, va y viene conforme el tiempo transcurre; esta es la
transición. Pero la transición depende del tiempo. El tiempo es un devenir que
nunca se queda, nunca llega para permanecer, nunca se puede quedar uno en el
tiempo. El ser nunca puede quedarse donde está, debe moverse en ese tiempo para
seguir existiendo. La voluntad, para Heidegger, debe ser eterna. El ente debe
presentarse eternamente, permaneciendo lo más que pueda, ser lo más que pueda.
Ser significa presencia para la metafísica y en esta definición recae la
interpretación de la esencia en la eternidad. El ser no es eterno como
perteneciente a la eternidad del tiempo sino que es independiente del paso del
tiempo; permanece.
¿Qué significa pensar?
pareciera tener muchas significaciones, por lo que Heidegger plantea cuatro
formas de expresar esta pregunta. En el primero se plantea: ¿Qué denominamos
con el término “pensamiento”? es decir, el significado de la palabra “pensar”.
En segundo lugar nos remite a la pregunta: ¿Cómo se concibe y delimita el
pensar? Este aspecto tiene un concepto histórico inherente que se refleja en
las doctrinas tradicionales del pensamiento. En tercer lugar plantea una
pregunta refiriéndose a lo que es necesario y requerido para pensar: ¿Qué se
nos exige para que se realice correctamente el pensamiento? Y por último
incluye todo lo que se ha venido derivando en su análisis para formular la
pregunta: ¿Qué es lo que nos llama al pensamiento? o ¿Qué nos dice que
pensemos? Lo importante de resaltar de estas cuatro preguntas es que más que
intrigarse por la pluralidad de significados de la pregunta original, debemos
inquietarnos por el sentido al que se dirigen todas ellas.
Cuando denominamos una cosa
la dotamos de un nombre. Después, representamos la relación entre lo nombrado y
su nombre con una ordenación dentro de sus diversas posibilidades; es una
coordinación. La esencia del lenguaje, entonces, aparece para jugar con
nosotros en cuanto a sus múltiples representaciones.
El pensar también depende del
gusto que se tenga por pensar. Esta misma voluntad del pensar hace que nosotros
nos introduzcamos en la esencia de lo que es más merecedor de pensar. Por lo
tanto el gusto nos hace capaces de pensar. El querer pensar es algo que sucede
pocas veces pero cuando se da se permite estar dotado de lo que se debe pensar.
El lenguaje es otra cuestión
importante que trata Heidegger. El lenguaje, para él, no es sólo un medio de
expresión, no es sólo algo que se utiliza para referirnos a las cosas. El
lenguaje dice palabras en consecuencia con nosotros, con el ser. En cuanto
decimos la palabra le damos un significado, les damos sentido de acuerdo al
concepto que existe en nuestro ser acerca de ellas. El lenguaje no es sólo un
mero sonido captado acústicamente. Entonces, él dice, la pregunta ¿qué
significa pensar? debería equivaler a ¿qué nombramos con la palabra “pensar”? Y
para conocer esto es necesario referirnos a la historia de la lengua, donde
surge su verdadero significado.
Memoria no es inicialmente
una palabra que signifique “la facultad de recordar”. La memoria significa
originalmente el incesante permancer concentrado en algo, algo más similar a
una devoción por las cosas. Memoria, pensamiento y gratitud tienen un origen
etimológico similar en la lengua alemana (Gedanc).
De esta manera lo que da de qué pensar puede ser referido como la máxima
gratitud. Heidegger dice: <Toda
gratitud pertenece primeramente y en definitiva al ámbito esencial de pensar
(...) En cuanto nosotros pensamos lo más merecedor de pensarse, propiamente
damos gracias.> Lo que nos da qué pensar es lo que más urge pensar y a
lo que más gratitud de pensar se debe tener; el ánimo de querer pensar. “Ánimo”
son los esfuerzos de la esencia humana que están determinados por lo que es. Es
el “ánima” o “alma”; el “espiritú”; aquello que se es.
La lógica como doctrina del logos toma como rasgo fundamental del
pensamiento el hablar. El sujeto y el predicado que se unen y se concilian en
un enunciado. Este enunciado, al hablarse fuera del ser, atraviesa las barreras
del ente y se dispone a dialogar con otros. Esto es lo que se conoce como
dialéctica que, a pesar de que salga, siempre sigue siendo una dialéctica de
los objetos de la conciencia y con ello de la autoconciencia. El pensamiento
está determinado por el logos. El logos manda al pensamiento, se presupone
que el pensar está sometido por su esencia a este mandato del logos y sólo así puede ser retenido por
siempre en la memoria. Entonces, lo que merece pensarse, es expuesto y
transmitido a través de lo que hemos llamado lógica o el λεγειν del λογος.
El pensamiento está
determinado desde el logos. Se
desarrolla en el λεγειν del λογος. La doctrina del pensamiento se
mantiene a través de la historia del ser humano y es casi imposible imaginarnos
que en algún momento esto no era así. Era necesario un mandato para llevar el
pensamiento del λεγειν al λογος. Siempre y cuando preguntemos lo
que es merecedor de preguntarse, pensamos. El pensar en sí es un camino que nos
lleva del λεγειν al λογος.
Nunca un pensador podrá
entrar en la soledad de otro. Lo que cada uno de los pensadores se representa y
constata son las tergiversaciones en las que ineludiblemente cae. Pero es
necesario que para permanecer en el camino del pensar atendamos de forma
regular al camino. El pensar va construyendo un camino de pensamiento que forma
yacimientos pero que también permite el paso siguiente hacia el próximo pensar.
Parménides presenta en uno de
sus fragmentos el siguiente enunciado: χοη
το λεγειν τε νοειν τ’ εον εμμεναι. que en una traducción simplista diría:
Es necesario decir y pensar que lo que es es. Las cosas son en cuanto es más
fácil decir que son antes que relatar cada una de las cosas que las cosas son.
El ser de cada cosa es el suelo sustentador que permite a la cosa ser en
nuestro pensamiento. Muchos pensadores, critica Heidegger, creen que la
sentencia del ser de las cosas es abordada sin presupuestos y objetivamente en
el momento en que se adquiere conocimiento de ella sin presentimientos o
reflexiones previas del objeto. Pero, según Heidegger, este adquirir
conocimiento de las cosas, que significaría ir abordando el conocer que ya
conocemos, es imposible y un engaño en el que se cae recurrentemente. Toda
interpretación, ya sea del objeto o del ser, es un diálogo con la obra. Pero el
diálogo no puede avanzar si no existe una conversación que se pueda dar entre
los dialogantes. Ese introducirse sería, para Heidegger, el alma del diálogo.
Lo que es es, que deriva de
palabras distintas en el griego antiguo de Parménides, hace referencia directa
al ente como algo distinto del ser. Εον
εμμεναι sería mejor traducirlo como el ente es. El ente es pareciera ser
una redundancia de conceptos que no nos otorga nada nuevo que se deba pensar.
Para Kant el “ser” se halla entre los conceptos casi irreductibles siempre y
cuando pueda ser captada como un concepto de la razón. En tales planteamientos
es evidente que “ser” significa lo mismo que “existencia” y que “realidad”.
Volviendo al enunciado de
Parménides: χοη το λεγειν τε νοειν τ’ εον
εμμεναι, hay que entender la estructura sintáctica de lo que dice para
pensarla mejor. La sintáxis es la articulación de la lengua y la doctrina de la
proposición. El enunciado de Parménides pareciera tener falta de sintaxis al
momento de traducirla de forma natural al español. “Necesario: el decir así
pensar también: lo que es: ser.” Pero al analizar un poco más a fondo lo que implica
empezar la frase sin un “se” vemos que es necesario que “se necesita” se
introduzca como una mejor traducción del enunciado. “Se necesita” implica una
recíproca pertenencia esencial entre las dos cosas que se dicen en esta
oración. “Se necesita el decir” implica una esencia de pertenencia entre el
“necesitar” y el “decir”. “Decir” no significa hablar, significa exponer, poner
delante, reflexionar, es decir, lo que yace frente a nosotros, lo que ahí está.
“Pensar” en esta traducción del νοειν
es más bien percibir, es una forma activa del pensamiento, es ponerse a hacer
algo con lo que está ahí. “Lo que yace frente a nosotros es percibido”. Y es
importante este orden ya que se requiere para que se comprenda que lo que yace
es percibido y no al revés. En el enunciado existe una direccionalidad de que
lo que se percibe en el ser, es lo que yace en el mundo. El pensamiento moderno
desfigura esta relación ya que deja de pensar en consonancia con la cosa que se
presenta, la conceptualiza. Esto, según Heidegger, nos saca del camino de lo
merecedor de preguntarse y aprehende nuevos conceptos. Lo que debe hacer el
ente es pensar de forma segura en lo que debe pensarse, el ente así se mantiene
en el camino del pensar. El enunciado de Parménides, en una traducción moderna
convencional, nos llevaría a decir: “Es necesario que pensemos”, cuando más
bien, a lo que se refiere en la traducción sintáctica directa es: “Es necesario
dejar que yazca y también tomar en consideración.”
Ahora, el ente es lo que
logra esa consonancia entre las cosas que se presentan. “Ente” y “ser” son sólo
dos formas de la misma palabra pero se emplean de forma distinta. “Floreciente”
es algo que florece, “fluyente” es algo que fluye, “ente” es, por tanto, algo
que es. “Es” es el participio supremo de las cosas. Se debe tomar en
consideración que el ente es en una duplicidad que sale a la luz en cuanto se
piensa el ser del ente.
¿Qué significa pensar? es una
pregunta que en primera instancia nos refiere a la pregunta ¿qué significa la
palabra “pensar”? Significa memoria, gratitud y conmemoración. ¿Qué significa
pensar? también nos lleva a entender, desde la etimología de las palabras que
pensar significa dejar que yazca y tomar en consideración. Estos dos, el λεγειν y el νοειν hacen referencia al εον
εμμεναι que es lo que somete la estructura de estos dos. Por lo tanto queda
entender que es lo que remite la esencia del λεγειν y el νοειν, ¿qué
es aquello que llama al pensamiento? “Ente” y “ser” son lo que “está presente”
y “presentándose”. Si no hubiera un objeto que está presente, sería imposible
estar presentándose. El ser es pensar, es lo que está presentándose de lo que
está presente, es la presencia de lo que se hace presente, desde el ser del
ente. Por lo tanto, ¿qué significa pensar? podemos resumirlo en la traducción
interpretada directamente del griego antiguo: Pensar es lo que “es necesario
dejar que yazca y que se tome en consideración por el ente desde el ser”.
Aquí debo hacer una anotación importante acerca de la filosofía de Heidegger. En lo personal no comparto sus ideas en lo absoluto. Me parece que su discurso está basado en una explicación filosófica para las ideas teológicas de la religión cristiana, además de que posee un componente dogmático e incluso un poco fascista que yo no considero correcto. A pesar de esto lo discuto porque es importante conocer sus ideas para entender y poder criticar ese pensamiento que llevó a una corriente filosófica dominante en la sociedad europea y estadounidense. Más adelante publicaré otro ensayo comparativo en donde se verá más claramente mi postura, este texto es más bien descriptivo.
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